Bodas de Oro, Bono de Pocos.

La Cámara de Diputados aprobó el llamado proyecto "bodas de oro", que otorga un bono a los cónyuges que cumplan 50 años de matrimonio. La aprobación en general tuvo 96 votos a favor y una abstención, y posteriormente, en la votación en particular, se aprobó con 95 votos a favor una indicación que extiende de seis a doce meses el plazo para impetrar el beneficio ante el Instituto de Previsión Social.

La Comisión de Familia aprobó el otorgamiento del bono de 250 mil pesos a los matrimonios que pertenecen a los cuatro quintiles de menores ingresos, pero que cumplan 50 ó 60 años de casados a partir del 1 de enero de 2010, sin límite de tiempo hacia adelante, como asimismo a los que cumplan 61 o más años de casados durante el presente año. De este modo, se beneficiará a todas las parejas que cumplan esos requisitos dentro del presente año y no sólo a partir de la aprobación de la ley. El beneficio que originalmente se extinguiría el año 2013 se hizo permanente y se otorgaría desde este año hasta el 2020, a los cónyuges que cumplan 50 y 60 años de matrimonio.

Si bien es una iniciativa que “premia”  el amor incondicional y  la unión casi eterna de cientos de parejas chilenas, inevitablemente surge la crítica, pues no se están considerando otras cuantas, tan enamoradas y unidas  ya por medio siglo que por  no pertenecer a los quintiles más desfavorecidos, simplemente quedan exentos de recibir beneficios, que a mi juicio debieran ser disfrutados por todos los chilenos  y no determinados por una Ficha, que  poco representa la verdadera realidad de esos cientos que por mínimas diferencias en el  “puntaje”, siempre  quedan al margen de ser favorecidos por las políticas.

Sin embargo en el otro extremo, estamos aquellos que ni pobres, ni ricos, ni al límite de ser lo uno o lo otro jamás podremos imaginar tener en nuestras manos algún beneficio estatal, ya que siempre se vuelcan los esfuerzos a los más vulnerables y el capital a los más posesionados, siendo un círculo vicioso, los ricos más ricos y los pobres con cierta “tranquilidad” porque no se les deja en el olvido y siempre se origina un nuevo plan de gobierno para ir en pro de su superación. Pero ¿acaso no existe la clase media, aquella clase trabajadora y productiva?, muy bien, considerada  o no, poco conoce este sector de la población en cuanto a patrocinios gubernamentales, pues quizás  su carácter de “media” denota cierta estabilidad, formando falsas proyecciones al país que hacen pensar que no existen mayores necesidades prioritarias a resolver.

Todas las diferencias se siguen  reflejando en beneficios y subsidios, lejanos a ser parte de la vida y el disfrute y en este caso ajenos al reconocimiento de lo que muy pocos tienen la dicha de vivir “los 50 años de matrimonio” que en tiempos actuales es valorable, admirable – y debiera ser considerado- más allá de la pertenencia de un quintil u otro.

¿Por qué entonces se habla de equidad si somos testigos que en la historia de Chile la clase media es la primera en recibir promesas políticas y la última en la que se aplican las mismas?

Fuente: http://www.emol.com/